jueves, 23 de octubre de 2014

A propósito de la educación tradicional: un cuento de reflexión


Hola

Esta mañana me encontré con este escrito que relata con un ejemplo claro como opera la educación tradicional. Lo traigo a colación para una reflexión que aporte a un cambio, Espero les guste.

FLOR ROJA DE TALLO VERDE:

Erase una vez un pequeño niño llamado Carlitos. El niño veía la escuela desde la ventana de su casa y la veía muy grande, pero cuando el niño vió que podía ir a la escuela, se sintió feliz y la escuela no le parecía tan grande.
Cierto día Carlitos llegó a la escuela y la profesora recibió a todos los niños y les dijo:
-Hoy vamos a pintar.
“Me parece genial” - pensó Carlitos para sus adentros- “Me encanta Pintar”.
A continuación sacó las Crayolas y rápidamente se puso a hacer monigotes, a pintar carritos que era lo que más le gustaba, luego esbozó leones, tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos, pues a él le gustaba mucho dibujar.
Pero la profesora dijo:
- ¡Un momento! Empiecen a pintar sólo cuando yo lo ordene
Y Carlitos esperó la orden.
Acto seguido la profesora dijo:
- Ahora pueden empezar, pero hoy vamos a pintar flores.
Carlitos se dijo para sí: -“¡huyyy, genial! También me encanta pintar flores”- y pintó una margarita.
Pero la profesora le dijo:
- ¡No, no!. Hoy vamos a pintar rosas, no vamos a pintar margaritas.
Carlitos inmediatamente hizo una rosa con tallo negro y pétalos amarillos, ¡lindísima! Pero la profesora inmediatamente dijo:
- No. Vamos a pintar rosas de tallo verde y pétalos rojos. Yo le mostraré cómo. Mire. Así…
Y la maestra hizo una flor roja con tallo verde. Y agregó:
-Ahora si puede comenzar
El niño miró la flor de la profesora y luego la suya. A él le gustaba más su flor que la de la profesora. Pero no dijo nada. Simplemente guardó su papel e hizo una flor como la de la profesora, roja con el tallo verde.
Otro día la profesora dijo a los niños:
- Hoy vamos a jugar con barro.
Carlitos saltó de alegría e inmediatamente empezó a hacer muñecos, serpientes, elefantes, autos y camiones hasta que la profesora dijo:
-¡No, no! Empiecen sólo cuando yo lo ordene
Carlitos esperó hasta que todos estuvieran preparados... y a continuación la profesora dijo:
-Hoy vamos a hacer platos.
Inmediatamente Carlitos empezó a hacer platos pequeños, platos grandes y medianos, y la profesora dijo:
-¡No, no!. Vamos a hacer platos hondos como éste que estoy dibujando aquí.
A continuación Carlitos hizo el plato hondo, le quedó muy bien y él quedó muy contento con lo que había hecho porque le había quedado igual al dibujo de la profesora.
Así pasó el tiempo y el niño aprendió a esperar y a observar y a hacer las cosas como las hacía la profesora. Y nunca aprendió a hacer las cosas por sí mismo.
Unos meses más tarde el papá de Carlitos fue trasladado a otra ciudad. Se mudaron a otra casa y el niño tuvo que ir a otra escuela. La nueva escuela era mucho más grande que la primera, tenía una gran puerta para entrar y gozaba de amplios jardines; pero para llegar a su aula, el niño tenía que subir unos escalones y seguir por un corredor largo.
Y justamente el primer día de clase que estaba allí, la profesora dijo:
-Hoy vamos a hacer un dibujo
-“Bien”, pensó el niño y esperó que la profesora le dijera qué hacer. Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el aula. Cuando se acercó al niño y le dijo
-¿Tú no quieres dibujar?.
-Sí -dijo el niño- pero ¿qué vamos a hacer?.
-Yo no sé hasta que tú no lo hagas- dijo la profesora.
-¿Cómo lo haré?- preguntó el niño.
-¿Por qué?- dijo la profesora -¡De la manera que quieras!
-¿Y de cualquier color?- preguntó él
.-De cualquier color"- dijo la profesora- y agregó:
-Si todos usasen los mismos colores e hicieran los mismos dibujos, ¿cómo se podría saber quién hizo que y cual sería de quien?
-Yo no se,- dijo el niño
Y la profesora señaló alrededor y le indicó:
-Fíjate que los otros niños ya están dibujando.
-Sí señorita -, dijo Carlitos, -pero, ¿qué pinto?
La profesora respondió:
-Tú tomas la decisión y pintas lo que quieras.
A lo cual replicó nuevamente Carlitos:
-No. Pero si usted no me dice, entonces... yo no sé qué hacer.
-Es tu decisión- dijo nuevamente la profesora…

Carlitos estuvo pensando unos minutos, finalmente sacó las Crayolas y con mucha tristeza dibujó una rosa con tallo verde y pétalos rojos...

Una historia de creatividad. recuperada de:

http://peregrinoemprendedor.blogspot.com/2007/03/flor-roja-de-tallo-verde_13.html

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